Bermeo, la tierra contra el mar
2009
Autor: Karlos Goitia
Para empezar, decir antes de nada que no soy bermeano ni pretendo serlo, de hecho es un lugar que apenas conocía a pesar de estar a media hora del pueblo donde me crie.
Un día, llegó la hora de compartir mi vida con la mujer que amaba, que resultó ser bermeana y, por circustancias de la vida, la opción de adquirir una vivienda nos surgió precisamente en el que hasta entonces era un lugar extraño y misterioso para mí: Bermeo.
Poco tiempo necesité para sentirme encantado de vivir en semejante sitio, cargado de gestas de mar, leyendas, y duros palos recibidos a lo largo de su historia.
Por mucho que pasaba el tiempo, cada día contemplaba con asombro los detalles de la forma de ser de los habitantes de la Villa.
Aun hoy día, Bermeo es un lugar que a pesar de estar relativamente cerca de los demás municipios, mantiene una esencia especial que le hace parecer lejano, como si estuviese separado del mundo y aislado por una barrera invisible que no le permite contagiarse de tendencias externas.
A pesar de compartir costumbre comunes con el resto de los vascos, su gente, el ambiente y la forma de vida son completamente ajenas al resto.
Toscos en el trato, exaltados en el tono de voz y dolorosamente sinceros a la hora de mostrar algo de discreccion, pero con un caracter tan duro como apasionante, directos y sin remilgos a la hora de dar opinión, pero todo corazón a la hora de ayudar al prójimo, un sentir en que la figura del "amigo" y la "cuadrilla" tiene un valor fundamental muy supeior a cualquier bien material.
Y es que como me decian en mi pueblo con tono jocoso cuando me fui: "Mira que los bermeanos son de comer aparte".
Pero nunca me he sentido tan en casa como cuando empecé a vivir allí.
Quizá por eso estuvo rondándome por la cabeza durante tantos años la idea de escribir una historia que reflejase un poco mis sensaciones en un lugar tan especial y con tantas hazañas verídicas a sus espaldas; y una vez que la totalidad de estas letras estaban grabadas en mi mente, decidí sentarme a escribir.
Espero sinceramente que lo disfrutes y que yo haya sido capaz de transmitir un poco a través de estas letras el sentir de un lugar tan misteerioso como encantador.
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